"LA IMPORTANCIA DE SER LA PRIMERA PERSONA"


    Para empezar por el contexto de quien escribe esto y puedan entender lo que deseo transmitir en esta escritura, me presento.


    Soy Paz; actualmente vivo en España con casi 20 años, pero hasta los 17, nací y crecí en Paraguay, un país del sur de América, a miles de kilómetros. Una inmigrante más, llena de ilusiones, sueños, metas y ambiciones, pero la realidad de donde vengo no cuenta con oportunidades ni recursos por la situación del país; así que, por una cosa y otra, empaqué mi vida entera en una maleta y hoy estoy aquí, tres años después, sanando y luchando por mis sueños. Me han dado la oportunidad de escribir en este blog, y me parecía que hablar de la inmigración desde mi perspectiva y desde mi situación privilegiada, comparando con otras realidades, era algo que podría crear conciencia y, de paso, entender que un inmigrante no es solo un número más con quien vamos a trabajar; es un hermano/a, nieto/a, hijo/a, amigo/a que dejó toda su vida y familia atrás por un futuro mejor, con miedo del mundo que le falta por conocer, que a veces es muy cruel y se vuelve más difícil cuando todo te resulta desconocido y nuevo.

    Hace tres años empecé a estudiar, y me podría expandir en este tema infinitamente, ya que tres años dan para mucho: muchas experiencias, altas y bajas, personas de por medio, algunas que se pueden valorar como ángeles en cuanto a la situación y otras que sin más están en lo suyo y no se preocupan por tus asuntos, algo que es totalmente comprensible porque cada persona está viviendo y luchando su propia batalla.

    Pero si hablo de esas personas que conocí, mis primeras amistades, mis primeros maestros, las primeras personas que me integraron y me dieron una mano, un abrazo, o un buen trato. Por más de que el día de hoy no crucemos palabras porque es normal que los caminos se separen, he tenido mis “primeras personas” que van a vivir en mí por siempre y de la manera más bonita y con la máxima gratitud posible. 

    Cuando te quieres rendir, cuando te sientes sola, cuando te sientes en tu máximo nivel de vulnerabilidad y piensas en retroceder, el simple hecho de un abrazo de un amigo, la preocupación de tus maestros, el buen trato de tus compañeros de clase, la paciencia e interés que recibes de quienes te rodean te hace sentir en paz y con esperanzas de que todo ya mismo cobra sentido y vas a poder cumplir tus metas y los objetivos por el cual hoy estás aquí.

    Pienso que los Integradores Sociales tienen un papel muy privilegiado, de poder ser una de las primeras personas para cada nueva persona que viene a este país con buenas intenciones, de cumplir sueños y tener oportunidades, de poder tener un futuro mejor. Gracias a toda la gente que, sin saberlo, solo con un abrazo, un gesto, un mensaje o acciones similares, me hicieron sentir parte; y, sin saberlo, han ayudado a sanar la herida que te deja en el corazón tener que coger la maleta y viajar con ganas de comerte el mundo, mientras sientes un nudo en el pecho, deseando que todo te vaya bien y que el valor que has tenido para dejar toda tu vida atrás cobre sentido.

    Trabajar con personas inmigrantes no solo se trata de papeles o números; es un corazón herido que se refugia en el deseo de que nada sea en vano y que todo el coraje que tuvo para dejar tanto atrás valga la pena, y un día puedas decir: “lo he conseguido”. Quiero que todas las personas que lean esto, por más que no trabajen con inmigrantes, puedan saber el valor y la importancia que tienen sus acciones, sus tratos, sus palabras. Y, dirigiéndome a mis compañeros en el área de la integración, esto es algo más que un trabajo; yo lo veo como un privilegio, el privilegio de tan solo tener esa oportunidad de ser alguien que dé tranquilidad a una persona que está pasando por mucho, que hasta los detalles pesan y se te quedan marcados como un tatuaje en la piel, tanto lo bueno como lo malo. Por eso, la importancia de ser la primera persona es tan significativo y estoy segura de que cuando conoces los sentimientos del otro es mucho más gratificante aún.

Paz Báez Sostoa   

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